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Cuidado de jardines

CÓMO CUIDAR EL JARDÍN TODO EL AÑO

Según sea la temporada en la que nos encontramos nuestro jardín se expresará de manera totalmente diferente. Por ello, a la hora de cuidarlo debemos conocer qué mantenimiento requiere dependiendo de la época. Sabemos que cuidar el jardín en invierno es totalmente diferente con respecto al verano. Nosotros te enseñamos lo qué tienes que hacer según la temporada en la que nos encontremos.

EL CUIDADO DEL JARDÍN EN INVIERNO

Cuando bajan las temperaturas el jardín se ralentiza, pero no por ello no necesita cuidados. El mantenimiento es menos urgente y exigente pero hay que dedicarle algún tiempo. Lo mejor es aprovechar los días de sol para hacer una buena barbacoa y dedicarle un día a nuestros árboles y cultivos.

Mantenimiento: a finales de invierno se aplica abono y fertilizantes a los cultivos que lo exijan. Se realiza en esa fecha para fortalecer el inicio de la actividad de las plantas con el calor. Si se aportase antes se lixiviaría con el riego o las lluvias y no sería eficiente.

El invierno nos trae las heladas y hay que actuar. Podemos proteger nuestros cultivos más sensibles con invernaderos, abrigos de paja, riego antiheladas, etc. Échale un vistazo al tema que dedicamos a las heladas.

No olvidaros de los cultivos de invierno. Podemos aprovechar nuestra tierra sin cultivar para plantarlos sirviendo de un calendario de siembra para ver la fecha idónea.

En invierno podemos practicar alguna poda pero siempre es desaconsejable hacerlo cuando hay riesgo de heladas. Mejor esperar a la subida de las temperaturas.

EL CUIDADO DEL JARDÍN EN PRIMAVERA

Las temperaturas suben y con ello el duro trabajo del jardín. Hay que mantener las plantas activas, aportando nutrientes y sembrando cultivos nuevos (el trabajo más duro).

Las plantas se despiertan de su letargo y hay que abonarlas. Si no lo hemos hecho a finales de invierno porque teníamos alguna duda es el momento de hacerlo ahora. Con esta medida conseguiremos un mayor desarrollo, vigorosidad y crecimiento de las plantas. Ojo, porque con el calor aparecen las primeras plagas y enfermedades y debemos actuar con rapidez.

Si queremos sacar el máximo rendimiento del suelo a la vez que conservar el mayor contenido de humedad podemos empezar a acolchar el terreno que rodee nuestras plantas. En esta temporada también podemos plantar a través de semilla o con esquejes. Seleccionaremos esquejes de madera blanda, incluidos los de especies de frutales.

Con el crecimiento de los árboles se inicia la poda. Trabajaremos sobre árboles, arbustos, trepadoras, rosales, etc. Además le damos la bienvenida a las buenas temperaturas planificando nuestro huerto en casa, seleccionando las variedades y especies de hortícolas que nos interesen, el espacio que necesitaremos, el abonado, etc.

EL CUIDADO DEL JARDÍN EN VERANO

Comenzamos ya los días largos y largos (¡que gusto!) donde la actividad fotosintética de las plantas es exageradamente grande y eso se apreciará en el crecimiento de los cultivos. Nuestra tarea será controlar ese crecimiento o estimularlo en el caso de que tenga algún problema.

El gran conflicto que vamos a tener en esta gran época es el control de plagas y enfermedades. Lo podemos hacer de forma química (cada vez más los nuevos productos que salen al mercado dejan menos residuos y son más biodegradables) o de forma ecológica. Las malas hierbas también crecen y debemos ocuparnos de ellas siempre que supongan un impedimento para el crecimiento de nuestros cultivos.

Plantar nuevos cultivos es una tarea indicada especialmente para primavera. En verano, al contrario de lo que se pueda pensar no es una buena época. No obstante si nos hemos olvidado de una planta que tanto nos gustaría tenerla en el jardín lo podemos hacer, que el problema no será grave.

EL CUIDADO DEL JARDÍN EN OTOÑO

El otoño es la estación de paso entre el verano y el invierno. Las hojas se caen poco a poco y los cultivos preparan su letargo invernal. Nuestra principal tarea es preparar la llegada del invierno. Aplicaremos abonos nuevos después de finalizar el verano y recolectar, limpiaremos los jardines de hojas y las añadiremos a nuestro montón de compost.

Esta época también es adecuada para plantar esquejes (árboles, arbustos, plantas trepadoras, etc.). Además tendremos que quitar del jardín algunos cultivos vulnerables a las heladas (por ejemplo, los crisantemos).

En esta época podemos podar los rosales si no lo hicimos en primavera. Lo haremos cuando las hojas se marchiten y se queden las partes leñosas. El grado de poda dependerá de cuanto quieras rejuvenecer el rosal.

Huertos Urbanos

La agricultura urbana está cambiando el paisaje de las ciudades con miles de pequeñas explotaciones agropecuarias para autoconsumo que proliferan a ras de suelo o en las terrazas de los edificios. Este movimiento sostenible, que muchos países aún no reconocen como una actividad formal, ocupa a 800 millones de personas en el mundo y facilita el ahorro en la compra de alimentos a los ciudadanos con menos ingresos, según la FAO.

¿QUÉ ES UN HUERTO URBANO?

Los huertos urbanos son espacios al aire libre o de interior destinados al cultivo de verduras, hortalizas, frutas, legumbres, plantas aromáticas o hierbas medicinales, entre otras variedades, a escala doméstica. Esta práctica se da en el centro o en la periferia de las ciudades, al igual que otros ejemplos de agricultura urbana y periurbana (AUP) como la acuicultura, la ganadería y la silvicultura que proporcionan pescado, carne, lácteos y madera a la comunidad.

Los primeros huertos urbanos surgieron con la Revolución Industrial y se popularizaron varias décadas después, durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, cuando las metrópolis británicas y norteamericanas los promovieron entre sus habitantes con fines propagandísticos y para garantizar el suministro de alimentos a la población sin depender de las importaciones. Estos cultivos —conocidos como Jardines de la victoria— llegaron a cubrir casi el 40% del consumo de verduras en Estados Unidos.

BENEFICIOS (Y ALGÚN RIESGO) DE LOS HUERTOS URBANOS

La FAO sostiene que los huertos urbanos aportan numerosas ventajas a las ciudades y destaca los siguientes:

  1. Mayor rendimiento de la tierra
    Las plantaciones domésticas pueden producir hasta 15 veces más que una explotación rural y llegar a los 20 kg anuales de alimento por m2.
  2. Idóneos para cultivar hortalizas
    Este tipo de vegetales son perfectos para la agricultura urbana porque tardan muy pocas semanas en crecer.
  3. Más justos y sostenibles
    Los huertos urbanos reducen el número de intermediarios y favorecen el ahorro de transporte, envasado y almacenamiento. De esta forma, los horticultores ganan más y se contamina menos.
  4. Generan empleo
    Se estima que la horticultura puede crear un empleo por cada 100 m2 de cultivo. Estos puestos servirían además para ocupar a colectivos desfavorecidos o en riesgo de exclusión.
  5. Aumentan la calidad alimentaria y medioambiental
    La agricultura urbana facilita alimentos frescos a la población, construye zonas verdes, recicla desechos municipales y fortalece a las ciudades frente al cambio climático.

No obstante, la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) también identifica algunos riesgos de los huertos urbanos como:

  • Falta de regulación
    Es habitual que los horticultores domésticos operen sin licencia ni supervisión, ya que muchos países no reconocen esta actividad en sus políticas agrícolas y de planificación urbanística.
  • Contaminación involuntaria
    La agricultura urbana puede provocar ruidos y olores, además de poner en riesgo la salud humana y el medio ambiente si se filtran pesticidas y abonos orgánicos a las fuentes de agua.

LOS HUERTOS URBANOS EN LAS NUEVAS CIUDADES SOSTENIBLES

Los huertos urbanos como ejemplos de sostenibilidad ciudadana nacieron en los años 60 vinculados al ecologismo y los movimientos que reivindicaban un mundo más natural, justo y solidario. Grupos como las Green Guerrillas estadounidenses fueron pioneros en transformar la agricultura doméstica en una vía para la autogestión, la inclusión social y la vida comunitaria.

Desde entonces, los huertos urbanos son mucho más que cultivos de ciudad. Estas parcelas se han convertido en lugares para el ocio, la desconexión, la educación medioambiental y el desarrollo de terapias en entornos naturales. Hoy es habitual que muchos ciudadanos participen activamente en huertos urbanos privados o comunitarios, e incluso que los ayuntamientos los contemplen dentro de sus planes urbanísticos sostenibles.

CONSEJOS PARA CONSTRUIR UN HUERTO URBANO EN CASA

Si estás pensando en cultivar tus propios alimentos en tu hogar, sigue estos consejos sobre cómo hacer un huerto urbano casero:

  • Elige un rincón de la vivienda que reciba luz natural y directa la mayor parte del día. Si no dispones de un lugar así todo el año, adapta tu cultivo a las horas de sol y aprovecha las estaciones más luminosas.
  • Escoge recipientes que te permitan introducir el mayor volumen de sustrato posible. Además de las clásicas macetas, tienes otros muy interesantes como las mesas de cultivo, las jardineras de madera, los jardines verticales o las macetas textiles que resultan muy ligeras.
  • Emplea sustratos orgánicos que sean ligeros, porosos y retengan los nutrientes fundamentales. Una opción ideal es la mezcla de vermicompost (60%) con fibra de coco (40%).
  • Si eres principiante es mejor que comiences con el cultivo de plantones. Deja las semillas —ecológicas si es posible— para cuando tengas más experiencia.
  • Adapta la forma de regar al tamaño de tu huerto. A mano si es pequeño o por goteo con programador si es más grande.
  • Las semillas normales se entierran a una profundidad de 2 o 3 veces su diámetro. Por su parte, las más pequeñas se mezclan con arena fina.
  • El trasplante se realiza cuando la nueva planta supera la altura del recipiente y le han brotado ya varias hojas verdaderas.